Cuento del Danubio

Érase una vez, en un pueblo que ya no existe, un hombre y una mujer.
El hombre le dijo a la mujer:
__ ¿Sabes qué? La vida es un sueño…
La mujer le contestó:
__ ¡Por fin, veo que te has despertado!
Alguien me ha despertado y aquí me veo de nuevo, escribiendo en este espacio.

Träumerei

Hoy hizo un día maravilloso. Sol y calor. Sudor en las frentes y sombras bajo los árboles. Me he despertado temprano, no muy, pero lo bastante para poder tomarme el café a gustito, sin prisa ni correr. Una pequeña y previa pelea con mi mujer por el cuarto de baño…ya saben, lo de siempre: la prisa de la mañana.
Después me puse a tocar al piano. Toque el Träumerei de Schumann. Me sorprendí de haberlo tocado muy bien, ya que me costó mucho días anteriores a seguir los bemoles y el ritmo de las corcheras y semi corcheras. Me encanta tocar el Träumerei, es cómo si de saborear un buen vino se trataría. El gusto va acompañado de esta “Griserie” in fine que no es una borrachera sino una mera forma de salir de sí mismo, sustrayéndose de la atracción de la tierra para sobrevolar suavemente un mundo nuevo, acariciar un horizonte poético cuyos ecos se mezclan con nuestros sueños y nuestra carne.
Las notas del Träumerei tienen como una sustancia mágica que duerme en ellas y nos embriague de un dulce olvido nada más cuando los sonidos se esparcen en el aire….
Sí, hay músicas que son como versos y como ellos nos recuerden un paraíso perdido sin desatarnos de nuestra condición humana… Lo eterno está en el presente y lo presente en lo cotidiano. El pasado ha pasado, el futuro no existe…dejémonos llevar y bailémonos como almas resucitadas al sonido de nuestro presente, de nuestro cotidiano… Träumerei….Träumerei…. Calderón de la Barca lo dijo: la vida es un sueño. Träumerei es Sueños.

Mis uñas.....

Tengo las uñas un poco largas, me molesta un poco al escribir. Debería de haberlas cortado hace dos días, pero como siempre, aplazo las cosas. Aplazo todo hasta que llegue a este límite en que las cosas ya no pueden esperar. Esperar! He aquí la palabra a la que quería llegar.
Suelen decir, la gente: sabios y estoicos, que todo lo que requiere prisa lleva inevitablemente al fracaso o al arrepentimiento y que si no se espere hasta que se maduren las cosas, esperar hasta que uno tenga las suficientes herramientas, esperar hasta la madurez, para ponerse a la faena, probablemente se ganaría experiencias pero no se conseguirá el resultado esperado o soñado.
Creo que todo esto es muy bonito, muy sabio, diré yo, pero ¿que es lo mejor para uno que está viviendo?: El resultado final o la propia experiencia de este mismo resultado.

Yo prefiero la experiencia por que no creo que debe de importar el resultado. Los finales, además, son aburridos, anuncian nuestro propio fin.

Volviendo a mis uñas, creo que debería de cortármelas y no esperar hasta que se me pongan demasiadas largas y impidiéndome que escriba como todavía puedo hacerlo.

Entre cortar mis uñas y la reflexión que acabo de subrayar sobre el resultado y la experiencia de un propósito, un sueño o un trabajo, es verdad que hay poca relación, pero la única cosa que pretendía era ver cómo a veces un idea inicial, con un mensaje propio, puede llevar al que escribe a una especie de digresión, que a su vez, le enseña que realmente lo que importa no es lo que uno quiere decir sino la manera de decirlo.

Bienvenido al mundo de la escritura automática…. Léanse una vez más: Le manifeste du surréalisme (Soupault et Breton)

Me he metido en líos por culpa de dos libros que estoy leyendo: Sorrows for an American de Siri Hustvedt y Angela´s Ashes de Frank Mc court ( lo había empezado en castillano sin terminarlo hace años)...En líos bien metido porque desde entonces no me puedo separar de ellos (metro, calle, casa, cama) y Díos sabe cómo voy atareado de faenas estos días.
Fairwell y deeply writtens.... valen la pena.

Pues no, o sí
No lo soy o sí
aquél que piensaste que soy
pero quizás lo soy o no
miles de no y miles de sí
yo soy múltiple...
Eterno y polvo
un sí y un no
Que más da....
Yo soy.

Una mera forma de entrar de nuevo en éste espacio...ver de nueva, con el retraso del tiempo o con su adevenimiento diario, cómo los sueños, las miradas, los recuerdos nos arrastran hacia el olvido o no, sino hacia lo "perdurable" en lo humano que somos... Entro de nuevo en éste espacio porque ha habido gente, astuta y vehemente en su picoteo de sabiduria, que supieron sacarme de concha y con gusto para que volviera a escribir...Les doy las gracias. vuelvo a mi blog.

Un hálito de aseveración

Habrá que añorar la frase exacta, la línea recta, la metáfora acertada, el adjetivo mirífico, el sustantivo menos matizado o tornasolado, el pronombre parco, el complemento de atajo, el sujeto diligente, el verbo descuartizado, el articulo purgante, el punto menos escuálido, el interrogante más imponente y la exclamación pulcra, para que, por ende, y ¡ojalá fuera así! un libro escrito a mano fuera un libro con el se puede pasar la noche navegando entre dualidades de ser y unos rescoldos de una pasión consumida.

Lo dijo André Breton

" Tant va la croyance à la vie, à ce que la vie a de plus précaire, la vie réelle s´entend, qu´à la fin cette croyance se perd"

Una frase estupendamente bella et dont j´aime bien la manière dont elle a été dite.

Y otra que no es de él por supuesto y nada vana:

" En ces temps de marchandisation massive de la culture, la création et la reflexion sont plus que jamais necessaires"

Eh bien, oui! yo también lo creo.

Hay días y días

Hay días en los uno se pregunta por qué en vez de aquello que hizo no hiciese aquello que no ha podido o no debido hacer. Días en los que los pensamientos se nos enreden en la cabeza como una pasta mezclada de muchas cosas en una argamasa. Días como de pavor, de desamparo, de delirio y de fiebre como si el mundo se nos viniera encima.
Son estos días en los que precisamente uno tiene que ser fuerte para que el repentir ineluctable y el repetir inapelable no suban a la altura de nuestro deber de ser lo que únicamente sepamos ser: seres efímeros, llamados a desaparecer como todo lo que nace, vive y envejece. Hay momentos como estos en los nada más que pensar a la felicidad se nos viene a la garganta la amargura de nuestra miserable condición humana. El hombre no es eterno y su obra tampoco.

Una pequeña reflexión matinal

Un día soleado, una mañana de muchas promesas y el corazón lleno de buenos augurios. A veces parece ser que la vida en sí, entera y diligente, nos llama a un encuentro donde nunca saldremos perdiendo. Seguimos confiando en nuestra suerte y la única suerte que hay es la de saberse que todas las puertas de la felicitad están abiertas al hombre. Pero para ser feliz uno tendrá que saber que nunca el temor a la vida, al ir a su propio encuentro, no deban de ser unos elementos de escuálidos recursos sino todo el contrario.